una pausa oportuna

Una contemplación conjunta del Misterio.
Para que el Amor que somos pueda Ser.
Una exploración Sonora, creativa e improvisada.
Distinta, cada vez, como la Vida.
Nutritiva, cada vez, como el Amor.
Sorprendente, cada vez, como una Sonrisa amable cuando uno Es.
A través de una cita con tu Alma.
Sin interrupción más allá de la Presencia.
Con sonido, con silencio, con voz.

Una propuesta escénica de Juan Ignacio Gómez-Caminero López, un antropólogo caído del cielo, que en esencia es el eterno intento para crear un puente de Reconciliación entres seres, basado en una mirada antropológica y en una genuina forma de entender la vida.

El intento de cada pausa trasciende el entretenimiento y promueve, más bien, el contacto íntimo, el descanso, el disfrute y la conexión con la Vida, con el Amor y con lo Más Grande (más allá del nombre que cada quién utilice para nombrarlo).

Es, al fin y al cabo, una apuesta por acariciar el Alma, recordar el Amor Propio y contactar con lo Esencial.

Por tanto, esta propuesta se articula en base a la necesidad del ser humano de pausar la inercia vital, saberse parte de un Todo compartiendo con otros un instante y contactar con la Fuente que da Aliento a todo lo que existe.

Junto a Juan Ignacio, un antropólogo caído del cielo, llenarán el espacio algunos acompañantes muy especiales, según la inspiración previa a cada pausa:

“Kaif”. El tambor con el que sale al mundo cada vez. Artesanalmente creado a lo largo de tres años, entre España y Alemania. Su energía promueve la libertad a través de la revelación interna del misterio.

“Old Man y Singing Man”. Provenientes de Siberia, de la Isla de Olkhom, en el Lago Baikal. La sabiduría de la ancianidad y la sensibilidad de quién canta conforman el tándem perfecto para mirar adentro con amabilidad.

“Joy Drum”. Creado por los indios americanos en Canadá. Un tambor Pow Wow que reúne la fuerza y la mansedumbre necesarias para celebrar la vida, sean cuales sean las circunstancias.

“Venerable Drum”. El más anciano de los tambores. De la época prebudista de Tíbet. Recogido con alegría y acogida con cuidado para que aún pueda ofrecernos la devoción y agradecimiento a los nuestros que estuvieron antes en esta hermosa y bendita tierra.

“Elephant Drum”. Directo de la India. Un tambor de guerra a lomos de los elefantes para asustar al contrincante reconvertido en los pasos de Indira Ghandi hacia La Paz y anunciar con vehemencia la presencia cercana de los amigos previa al encuentro para vivir en paz.

“Saint Drum”. Un tombak iraní que evoca el encuentro y el acuerdo con lo más grande como verdad interna.

“Warrior Drum”. Tambor nepalí que encuentra la manera de contactar con el alma del mundo. De ese mundo que necesita aprender a convivir en paz sabiendo que somos diferentes basado en la responsabilidad personal.

“Bafle Drum y Élan Drum”. De Canadá, para iniciados en el camino de la común unidad con uno mismo, los demás y la Madre Tierra. Con la energía de la paciencia y la convivencia armónica.

“Dreamer”. Un tambor de creación latinoamericana, cuyo carácter tiende al encuentro y a recordar los sueños comunes de lo seres humanos.

“Mule Drum”. Desde México, con el latido del corazón de la Tierra impregnado en sus orígenes. Nos ofrece el Respeto Ritual y Cuidado del Planeta como propuesta para las siguientes generaciones.

“Kotamo”. Monocordio, Tampura Hindú y Koto Japonés en un instrumento de cuerda. La perseverancia, la delicadeza y la rectitud son partes esenciales de su ofrenda al vibrar sus cuerdas.

“Sansula”. Con reminiscencias africanas y perfeccionada en Alemania para que la dulzura y el encanto puedan ser ofrecidas al escucharla. También nos ofrece la capacidad de viajar con la imaginación.

“Koshis & Elements”. Delicadeza en estado puro. Respetuosos y amables. Como su invitación a ser en plena presencia, sin matices.

“Shruti Box”. La voz y la iridiscencia de sus colores. Como todas las voces de la Tierra y sus tonalidades.

Y vendrán otros “acompañantes” de distintos puntos del Globo según la necesidad del contacto previo con la Pausa…

Quien vivió una pausa oportuna cuenta su experiencia...

“No tiempo. Un abrazo que apapacha y sostiene.”

Gabi Monteros

(Ecuador)

“Un momento de desconexión que resulta en la conexión conmigo, con el todo y abre paso a la claridad y al sentimiento más Preciado para mi: La Paz.”

Andrea M. Patiño

(México)

“Una sensación actualizada de calma, compañía y conexión con Dios.”

Susana Venegas

(Costa Rica)

“Las pausas son el espacio perfecto para volver a la calma y reconectar con el Misterio, con el amor, con la vida, conmigo y con los demás. En las pausas recargo la batería para continuar.”

Claudia Muñiz

(México)

“Cada pausa... es para mí como ese espacio entre el inhalar y exhalar... quietud.. silencio… espera… En cada pausa volvía a sentir la ternura en mi corazón.”

Helena Roncatti

(Argentina)

“Las pausas son un momento de tregua en mi intensa vida para silenciar mi cabeza y conectar con mi corazón y una paz y un descanso profundo.”

Pablo Rabanal

(España)

“En las pausas me siento... confiada, protegida, conectada, afortunada y sobre todo MUY AGRADECIDA.”

Susana Moreno

(España)

“Resguardo al amparo de las manos del sonido en un reencuentro con tu verdadera esencia.”

Granada Mateos

(España)