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Reposando mutuamente.
Encontrando calma en el contacto.
Siendo juntos más que solos.
Habitando un mismo Espíritu.
Sin exigirse ser diferentes.
Sin mirarse sabiendo que están.
Cual ave que descansa sus alas en lugar seguro.
Sabiendo que, al tiempo, las volverá a desplegar.
Sube sólo hasta donde puedas.
No te quedes sin aliento en el intento.
Vive sabiendo que todo trayecto ocupa dos direcciones,
Vertical y Horizontal.
Para subir y bajar.
Para moverse por el vasto cielo.
Sabiendo que siempre abajo, en lo más abajo.
Está el sustento de este instante de eternidad. La tierra firme.

»Extiende tus alas de mando sobre los horizontes de mis mundos.
No habrá para mí otra voz ni otro rostro que el de mi Elegido.
Entre Tú y yo no se interponga otra criatura sino la espada de la fidelidad.